jueves, 28 de abril de 2016

El Coleccionismo en la Roma del s.XVI y el origen de los Museos Vaticanos.



Este conjunto museístico tiene su origen en la colección privada de esculturas antiguas que pertenecía al papa Julio II (1503-1513). El espíritu renacentista que inundaba el siglo XVI provocó una explosión en el afán coleccionista, acrecentado por la llegada al poder de este papa, gran amante de la antigüedad, y de la escultura clásica especialmente, el cuál aumentó notablemente la demanda en el mercado artístico.

Continuó con la arraiga tradición papal de coleccionar grandes obras que se encontraban en el mercado del arte. Pero fue el primero en pensar la colección para ser exhibida, estableciendo la creación, dentro del Vaticano, de áreas para exponer los objetos artísticos de la colección papal. Donato Bramante fue el encargado de llevar a cabo la construcción de una serie de edificios que albergarían dicha colección. En uno de los patios de estos edificios, el conocido como el Patio del Belvedere, hoy llamado Patio Octógono, Julio II colocó una de sus piezas más preciadas, el Apolo que hasta entonces había estado en los jardines de su palacio de San Pietro in Vincoli. Poco después adquirió el Laocoonte y lo añadió a la colección, colocándolo en el patio, junto al Apolo.

Sección del actual Patio Octógono.

La conformación del primer museo vaticano abierto al público tuvo que esperar al pontificado del papa Clemente XIV (1769-1774), motivado por la necesidad de frenar la exportación de antigüedades romanas fuera de suelo italiano y para fomentar el patrimonio cultural como factor legítimo de identidad nacional.

Los primeros trabajos de remodelación y de construcción de nuevas instalaciones comenzaron a principios de 1771, encargados al arquitecto Alessandro Dori, el cual escogió el área que ocupaba el Palacete del Belvedere. Este arquitecto murió en 1772 antes de poder concluir su obra. Michelangelo Simonetti tomó el relevo de las obras, terminando en 1773 el patio octogonal, con la colocación de un pórtico que protegiera las obras maestras de la colección vaticana. Una arquitectura pensada para la exaltación de las esculturas clásicas.

A la muerte de Clemente XIV en 1774, los trabajos de construcción no se frenaron, ya que fueron continuados por su sucesor, el papa Pio VI (1775-1799), el cual solicitó a Simonetti la ampliación del proyecto original, finalizando las obras en 1791. Este primer museo vaticano lleva el nombre de sus dos promotores, conocido como Museo Pio-Clementino.

Vista exterior del conjunto de los museos vaticanos.

Desde su fundación han sido numerosos los papas que han aumentado las colecciones vaticanas, lo que provocó la creación de nuevos espacios museísticos. Algunos de ellos son el Museo Etrusco (1837) y el Museo Egipcio (1839,) fundados por el papa Gregorio XV(1831-1849), con objetos provenientes de excavaciones arqueológicas tanto en Etruria como en Egipto.

Para finalizar, destacar otra serie de estancias del Vaticano, originalmente privadas, que pasaron a formar parte del plan museográfico, como las habitaciones del papa Julio II, la Capilla Nicolina o la Capilla Sixtina. Las obras de arte que en ellas se encuentran, actualmente son parte fundamental del discurso museológico de los Museos Vaticanos.


Bibliografía


BELDA, C., MARÍN, M. T. 2006. La Museología y la Historia del Arte. Murcia : Universidad de Murcia, 2006.
PAOLETTI, J. T., RADKE, G.M. 2002. El arte en la Italia del Renacimiento. Madrid : Akal, 2002.



Fdo.: Nerea Barquin Arbeiza


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