lunes, 28 de marzo de 2016

La Quimera de Arezzo y el coleccionismo del primer gran duque de Toscana



La región que hoy conocemos como la Toscana, fue la cuna de la civilización etrusca, conocida como Etruria. Su historia abarca desde del siglo VIII hasta el III a.C., siglo en el cual sucumbieron ante el poderío creciente de Roma.

Destacar que pese a la gran inventiva de los autores romanos para conformar una mítica fundación de la ciudad eterna, la arqueología nos revela que Roma comenzó siendo un asentamiento etrusco en la región del Lacio, donde los primeros reyes fueron etruscos hasta la implantación de la República romana.

Las fuentes sitúan a los etruscos como un pueblo autóctono de la península itálica, el cual consiguió una gran importancia gracias a la explotación y control del comercio del metal en el Mediterráneo, esto les hizo entrar en contacto con otros pueblos de los cuales se influenciaron a la hora de desarrollar su arte (puntualizar que los pueblos antiguos no entendían el arte como lo entendemos hoy, eran objetos fabricados para un fin).

Una de las esculturas más célebres del arte etrusco es la Quimera de Arezzo. Se trata de un bronce a la cera perdida, que representa a un monstruo perteneciente a la mitología griega (mitología asimilada por etruscos y romanos), la cual contaba con tres cabezas, una de león, otra de serpiente y la tercera de cabra. Su mito está ligado al del héroe Belerofonte, el cual a lomos de su caballo alado Pegaso consiguió vencer al monstruo.

Quimera de Arezzo, Museo Arqueológico de Florencia.

Son numerosos los autores antiguos que hacen referencia a este ser mitológico, por lo que existen versiones diferentes. En esta versión etrusca observamos a una agresiva Quimera, con cuerpo y cabeza de león, cola de serpiente y con un prótomo de cabra emergiendo de un lateral del torso del felino.La escultura posiblemente represente el momento de la lucha con Belerofonte, ya que la Quimera se encuentra herida, fruto de una primera acometida del héroe. Por este motivo se cree que formaría parte de un conjunto escultórico, junto a Belerofonte a lomos de Pegaso, pero estas esculturas no aparecieron. Otra hipótesis la sitúa como guardiana de alguna tumba etrusca; a decir verdad, la  arqueología no ha conseguido desvelar cuál fue su función en el contexto de su creación, en el siglo IV a.C.

Detalle, la serpiente mordiendo un cuerno de la cabra.
La escultura se encontró sin la cola de serpiente, esta es fruto de una restauración del siglo XVIII y es por esto probablemente,por lo que erróneamente la serpiente muerde el cuerno de la cabra en vez de mostrar una actitud agresiva ante el inminente ataque de Belerofonte.

Fue a mediados del siglo XVI cuando se encontró la escultura en la ciudad de Arezzo (la antigua Arretium etrusca), en el año 1553, mientras se llevaban a cabo unas obras en la muralla de la ciudad. En ese momento la Toscana se había convertido en un gran ducado gobernado por Cosme I de Medici, el cual reclamó para su colección la escultura encontrada, llevándosela a Florencia, donde la colocó en su residencia, el Palazzo Vecchio.

Los Medici, desde su fundador Cosimo de Medici “el viejo” (1389-1464), primero en emplear la palabra Museo para definir su colección, fue una familia que destacó por su mecenazgo y afán de coleccionismo de objetos artísticos. Esto fue heredado por Cosme I (1519-1574), el cual siguió aumentando las colecciones de su familia, poniendo especial interés en el arte etrusco, ya que era un arte propio de la Toscona, empleándolo como medio para reivindicar su arte respecto a Roma.

Fue Cosme I de Medici quien encargo en 1559 a Giorgio Vasari la construcción del edificio de los Uffizi en la ciudad de Florencia, considerado como el primer edificio proyectado para ser un museo (1560-1580). Una vez concluido el edificio se instalaron allí las colecciones de la familia Medici. La Quimera fue una de las piezas que se trasladó al nuevo edificio, donde residió hasta que en 1870 fue llevada al recién inaugurado Museo Arqueologico de Florencia, donde hoy continúa.
Francesco I de Medici (1541-1587), fue el que decidió plantear la galería como exposición al público. Visitada por primera vez por un selecto grupo en 1582. No fue hasta 1769 cuando la Galería Ufizzi  abrió sus puertas oficialmente al público.


Bibliografía


BONFANTE, L., SWDDLING, J., GINBERG ALMIRÓN, M.(Traduc) El pasado legendario. Mitos EtruscosMadridakal2009
ELVIRA BARBA, M. A. Arte y mito. Manual de iconografía clásicaMadridSilex Arte2013
ELVIRA BARBA, M. A., BLANCO FREIJEIRO, A. Etruria y Roma republicanaMadridHistoria 161999
JIMENEZ, A. Las claves del  arte etrusco y romanoBarcelonaPlaneta1991

ROMERO GARCÍA, E. Breve historia de los MediciMadridNowtilus2015


Fdo.: Nerea Barquin Arbeiza 

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